Aquellas voces, a lo lejos cuando apenas acabas de despertar, el repiqueteo de las tazas cuando las colocan en la mesa, sobre su plato a juego, el olor a pan recién tostado, sus voces ininteligibles pero tan cotidianas….
Remoloneo en la cama, no quiero que me descubran despierta, me gusta oír los sonidos que salen de la cocina, el olor a pan recién tostado me recuerda que es fin de semana, las cuatro nos sentaremos al rededor de la mesa, las tostadas recién hechas dentro de la bolsa de tela sobre la bandeja para que no se enfríen. La leche recién hervida, se ha vuelto a salir, da igual que nos pida que le recordemos que está al fuego, al final rebosa…, oigo los pasos de mamá, se acerca a la cama, me dice que me levante, que ya es hora de desayunar…
Sus charlas, no pregunto, tampoco me lo dirían, observo sus manos, sus sonrisas , recuerdo que nos reíamos mucho, el color de la lámpara de techo, amarilla por fuera, blanca por dentro, con una especia de asa para subir y bajar… nunca la subimos ni la bajamos, está siempre a la misma altura, el color de las cortinas también amarillas., con cuadros blancos, una cinta en el centro como si fueran pajaritas verticales….
Sonidos, voces, momentos, cuánto echo de menos esos desayunos, esos sonidos, oír sus pasos, oír su voz, reconfortarme en su abrazo, breve, no sea que descubras que me pasa algo mamá.
“…reconfortarme en su abrazo, breve, no sea que descubras que me pasa algo mamá.” Delicioso. Gracias por compartírnoslo.
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Es un placer… Un abrazo enorme
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