Una pregunta tan sencilla y deseada. Doy una voltereta y sin poder evitar sonreír y gritar de júbilo. ¡Claro! ¡Vamos! sin dudarlo, ni lo pensé, empaqueté mi vida, mi pasado y comencé crear futuros, muchos futuros, inciertos, sabios, tranquilos, de vértigo.
Así fueron. Así vivimos.
Veinte años más tarde, ya no se cómo construir futuros, sólo vivir este extraño en presente continuo, intento serenarme, escapar de la presión de saberme ya sola, combatiendo contra el futuro.
Combate perdido, pierdo futuros y presentes. No disfrutados.
Es cierto, siento tanto miedo que no se cómo caminar junto al dolor, sin rabia y enojo. Inteno aquietarme y aprender a Ser sin su mitad, buscar fuerza para intentarlo, pero cómo si siento que hasta el aire que respiro está amoratado por el dolor.
Me sosiego con el calor de su mano, cuando paramos el tiempo, pupila contra pupila.
Te adoro, me dice con una sonrisa, yo más, le susurro.
Algunas veces asusta abrir los ojos. Muy pocas. Casi siempre lo que da miedo es tenerlos cerrados. Pero, a veces, abrir los ojos conduce a un sitio en el que no querías estar.
Si te dice “Te adoro…” déjalos abiertos.
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Ay Justo tengo momentos en que no se que es mejor… pero si, los abro de par en par. Gracias por tu comentario. Abrazote
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