Suave, quebrada, con la claudicación presente. Me aferro al calor de las gatas en nuestro hogar, más frío que nunca.
La familia me mece con amor infinito, mientras sangra el agujero de mi costado a borbotones. Tu me lo curabas.
Aprender a llenar tu vacío en lo que en otrora era nuestro hogar, es el momento de empaquetar. Tu mudanza sabiendome ya sola. Te acompañaré siempre, deseo ser, no volver a claudicar.
Añoro tanto tu abrazo.
Tu permanecerás, deseo, en recuerdos compartidos, yo en rincones mágicos de nuestro hogar y con abrazos nuevos que sé me regalarás.
Lugares oscuros, los hay, lugares carcomidos por dolor y envueltos en papel asfixiante de desesperanza. He querido guardarlos en un cajón, pero se catapultaron hasta anegarme de sufrimiento, sigo intentando hacer camino para que fluya agua limpia.
Necesito reencuentros sin sentir mis pies barro, quiero ser tu cayado y aprender a vivir con el vacio en mi costado. Cada vez más suave menos malo.
Tan cerca tan lejos