
Añoro las siestas tempranas, los fines de semana largos, las tardes de lecturas y risas. Recostarme en tu regazo cómplice y callada mientras te observo, intento secuestrar momentos.
Me columpio en tus pestañas cuando acompañan tu semblante sereno, aún me duele no poder acurrucarme en tu sonrisa, plácida y serena, interrumpida por mí caricia.
Me estruja el alma saberme lejos de ti, sin poder renunciar a nuestro abrazo mientras nos adormecemos. Asoma la alegría cuando tus pupilas brillan al mirarme y tú me sonríes.
De camino a casa unas lágrimas me empujan a recocerme sola, triste y sonánbula buscando tu regazo.