Hoy no te acompañé, incapaz de hacerlo, tu mano me sostuvo como hacía tiempo, tu abrazo me reconfortó como antes de la pérdida, me acompañaste hasta hacerme sentir alegre de nuevo.

Risas nuevas con efervescente sabor a viejo, quiero ese sabor para siempre, nuestra mirada compartida y la risa cómplice una vez más del nosotras.
Es verdad las palabras cada vez menos presentes, tu gesto acompañado de tu mirada habla muy fuerte y alegre. Haces que me sienta tan bien.
Tu risa y el eco de la mía, en el mismo instante, nos hemos abrazado sabiéndonos presentes para construir recuerdos nuevos.
Ya en el coche, de regreso, tu mano tan familiar como antes, sonreíste yo también, ay pensé que jamás podríamos volver a volver.