Añoro la luz de tí, las conversaciones, las partidas de ajedrez interrumpidas por el abrazo, las sobremesas, el sueño de esos futuros.
Me abrigo con el recuerdo de aquel nosotras, el eco de los ladridos y nuestras risas.
Suelto volvoretas de sonrisas en cada rincón de nuestro pasado, las persigo después, para regalártelas.
