He nacido en la costa gallega, en la ría de Arosa, en O Grove y crecí al otro lado de la ría en Santa Uxía de Ribeira, bebí de las dos orillas, Para bien y mal. Nada me ha sido regalado, como a casi nadie. He vivido más años en la Comunidad de Madrid que en cualquiera de esas orillas, no me arrepiento.
No reconozco <<saudades>> he crecido mecida por las olas de la ria a la que me podía asomar desde el balcón, de aquella casa querida y odiada al mismo tiempo, con el depredador en el tercero y buscando como sentirme segura en el segundo, nunca lo logré del todo, creo que nadie lo logra del todo nunca. Alguna vez me senté en el regazo de mi madre, sabía que así no me pasaría nada.
La pequeña de tres hermanos, se supone que la más mimada, nunca me sentí así, siempre son los mayores los que lo cuentan y los pequeños los que no podemos dudar de sus emociones. Ya no tan pequeña, ahora sí dudo.
Siempre he trabajado en lo social, he sentido que vivir implica coexistir con otros, que los que hemos tenido más o menos algo de suerte, podemos facilitar que otras personas puedan tenerla también, por duro y difícil que nos haya sido, siempre hay una oportunidad esperando. Si yo he la he tenido, otras personas también.
Lo de escribir me ha acompañado desde siempre, garabateaba con fruición dia tras día, en la soledad de mi habitación, al fondo de la clase, en el autobús en los viajes durante los trayectos entre Galicia y Tres Cantos. Cuando me releo, me sonrojo, creo que la práctica me ha ayudado.
Compartir mi vida con Estrella, protagonista de muchas de estas entradas, ávida lectora, escribía, le fascinaban los mundos de otros, la vida de frontera, impartió durante tiempo talleres de escritura creativa. Me encanta bucear en sus apuntes, en sus textos, siempre le maravilló que los seres humanos podamos ser hacedores de lo más sublime y también de lo más deleznable.
Acompañarnos a pesar del Alzheimer, es maravilloso, por supuesto que si pudiera lo eliminaría de la ecuación, pero no puedo.
Y sí este blog nació hace varios años, por su insistencia en que tenía que escribir. Escribía y ella me leía, poco a poco empecé a escribir, para compartir con el mundo lo que ya no puedo compartir con Estrella.
Gracias a los que me permitís compartir, por vuestras palabras y reconocimiento.